Puede que a alguien le haya llamado la atención la utilización de hornos secos, estufas poupinel o de Pasteur (a los que mencioné en la anterior entrada); pero lo cierto es que todavía existen en muchas clínicas o establecimientos sanitarios de pequeño tamaño. Los equipos empleados en la esterilización por calor seco son principalmente las estufas u hornos de calor seco y aire circulante y a escala industrial, los túneles de secado de aire circulante, en los cuales, el material es depositado sobre una cinta transportadora durante todo el proceso de esterilización (como cuando esterilizamos una lata de sardinas).

Este sistema se basa en la oxidación, cuyo mecanismo de muerte es transferir el calor lentamente, reduciendo más el nivel de hidratación, y destruyéndose las proteínas y componentes celulares porque literalmente se “queman”. Al reducir el nivel de hidratación, las proteínas de las esporas están protegidas, hecho por lo que son considerablemente más resistentes al calor seco que al calor húmedo, de ahí que necesitemos llegar a los 160 y 230ºC. Por tanto, para conseguir una esterilización efectiva, el proceso de esterilización en seco tardará más tiempo y deberá ser ejecutado a una temperatura más alta que cuando se utiliza vapor.
La esterilización mediante aire caliente se utiliza con materiales que no pueden ser esterilizados por vapor de manera efectiva (ya sea porque puedan quedar alterados por la humedad o por las altas presiones), pero que tienen la capacidad de soportar las elevadas temperaturas que se adquieren durante este proceso. Como todo proceso de esterilización debemos asegurar el proceso con controles físicos (tiempo y temperatura), químicos y biológicos (Bacillus subtilis).

Por otra parte, no causa la erosión de superficies curvadas de vidrios, botellas, agujas o jeringas. De igual forma, existen preparados farmacéuticos en suspensión que deben mantenerse secos y por tanto, no pueden ser esterilizados mediante vapor. Otros compuestos industriales que no contienen agua, como es el caso de la vaselina, algunos aceites y también grasas, impiden la penetración adecuada del vapor debido a su composición anhidra, por lo que podrían quedar incorrectamente esterilizados mediante vapor. Por esta razón, el calor seco es el método utilizado para dichas sustancias.
Por último, una propiedad muy importante de este tipo de esterilización es la capacidad de inactivar los reactivos pirógenos, fenómeno que puede ser conseguido cuando la temperatura excede los 230 ºC. Aquí entran nuestras RNAasas.

Por cierto, todavía hay algunos odontólogos y dentistas (e incluso de estética, pedicura, manicura) que todavían usan los esterilizadores de bolas. Tan solo recordarles que es este sistema no esteriliza, que el calentamiento de las bolas de cuarzo y el mantenimiento a 250ºC sólo hace una «desinfección». Pero no nos engañemos, no sabemos los tiempos de contacto, no hay controles físicos, químicos ni biológicos.

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